Bulldog Francés

Este pequeño moloso de presa con orejas de murciélago es resultado de la cruza entre el bulldog y el pug o carlino. Es un perro de compañía activo, inteligente, sociable y muy despierto, que siempre está dispuesto al juego y a entregarle su amor incondicional a los miembros de su manada (los niños son blanco especial de su afecto). Por su afición a las bufonadas y monerías (le encanta disfrazarse) se le conoce como el payaso del mundo canino, pero nadie lo iguala en dignidad cuando está tranquilo.
En el siglo XIX, los inmigrantes ingleses que llegaron a Francia llevaron consigo sus perros bulldog de reducido tamaño (no muy valorados por los criadores del bulldog de pelea), quienes poco a poco fueron extendiéndose entre todas las capas de la sociedad francesa, hasta llegar a convertirse en una de las razas favoritas de las clases acomodadas.
 
¿Es para ti?
 
El bulldog francés es un perro muy amoroso que se adapta a cualquier familia, en especial a las que tienen niños (a quienes hay que enseñar a cuidarlo y tratarlo con respeto). No esagresivo ni ladra mucho.
Necesita mucho contacto humano, no es un perro que sea feliz todo el día solo esperando a que regresen los miembros de su manda.
Es uno de los pocos perros que requieren un nivel de actividad bajo (de 20 a 40 minutos diarios), así que si no eres muy deportista o no tienes oportunidad de sacarlo a pasear más que una vez al día, puede ser una buena opción para ti.
Puede ser un poco testarudo al educarlo, por lo que deberás armarte de paciencia y reprenderlo de una manera firme y constante, pero sin violencia ni brusquedad.
Si vives en un lugar de temperatura muy alta o muy baja, no es una buena opción incluirlo en tu familia, pues el bulldog francés es intolerante al calor y a cualquier clima extremo. Lo más recomendable es mantenerlo dentro de casa.
No puede nadar, así que ten cuidado si hay una alberca cerca.
No tira mucho pelo ni requiere mucho mantenimiento estético, pero sí necesita cepillado regular y limpieza de los pliegues de la piel.