Shih Tzu

Los ancestros de este pequeño can con cara en forma de crisantemo provienen de China y el Tíbet, donde era considerado un perro sagrado debido a su parecido con el mitológico león. Es muy probable que esta raza sea resultado de la cruza entre lhasa apso, perro tibetano, perro chino y pequinés.
Los monjes tibetanos criaban a estos canes como perros de compañía y para proteger sus templos, y en ocasiones los regalaban a los chinos como un acto de diplomacia. Por su carácter casi mágico, eran perros reservados para la realeza y las familias acomodadas de China. No fue hasta el siglo XX que la raza llegó a Inglaterra y comenzó a conocerse.
 
¿Es para ti?
 
Es un perro pequeño que adora los mimos y la compañía de su manada: será más feliz mientras más se le incluya en las actividades familiares. Por el contrario, se entristecerá mucho si se le excluye dejándolo en el jardín o el patio.
Su carácter noble y alegre lo hacen un perro ideal casi para cualquier persona. Le gustan los niños, pero siempre hay que enseñarles a los pequeños a respetarlo y cuidarlo, pues no es un perro que tolere tratos rudos.
Requiere poco ejercicio (alrededor de 20 minutos diarios), así que si no eres muy activo o no tienes tiempo de darle largos paseos a tu can, esta raza puede ser muy conveniente. De hecho, no debe ejercitarse más de la cuenta, pues su corto hocico no le permite realizar una actividad física muy vigorosa sin fatigarse.
Como es un perro braquicéfalo, es bastante intolerante al calor, no es apto para lugares con temperaturas extremas.
No ladra mucho, pero sí te alertará cuando haya un extraño cerca. Ten esto en cuenta si no eres tolerante a los ladridos o vives en un edificio.
Tira bastante pelo y sus requerimientos de estética y arreglo profesional son muy altos, considera si tendrás el tiempo y la constancia para mantener su pelaje bien arreglado, si no, opta por cortárselo con frecuencia.